Notimex. Ciudad de México, 4 Octubre del 2017.- “Le menté la madre a Dios”, expresa María Guadalupe Ortiz, al recordar el momento cuando fue diagnosticada con cáncer de mama.

“Sí, le menté la madre, afortunadamente él, Dios, me lo soportó”, comenta la mujer de 50 años de edad, sobreviviente a esta enfermedad.

“Es que dejas todo, yo tenía cinco trabajos, después solo me dediqué a uno, a salvar mi vida durante año y medio”, recalca.

María Guadalupe logró lo que miles mujeres hubieran deseado, superar el cáncer de mama, pero a cambio, perdió uno de sus senos.

“Por primera vez vi mi cuerpo, las heridas, vi mis senos como no los había podido ver después del cáncer, toda mi perspectiva cambió”, platicó.

“Aunque pude salvar mi vida física, no me había dado cuenta de lo terriblemente triste que estaba, del enojo, la rabia y la depresión en la que encontraba”, añadió.

Motivada por una de sus amigas, María Guadalupe, decidió inscribirse a una campaña de reconstrucción de seno por cáncer de mama.

“Me pasaron un cuestionario, yo nunca me había hecho esta pregunta ¿se siente usted inferior a otras mujeres? Ah caramba, cuando me lo preguntaron y siendo muy honesta conmigo, sí, lo guardaba en secreto, me escondía, sentía vergüenza”.

Luego de trámites, visitas, estudios y el apoyo de amigos, la psicoanalista de profesión, se sometió a un procedimiento de reconstrucción de senos por cáncer de mama en el Hospital General de México “Eduardo Liceaga”.

“Ahora es como sentir que vuelves a respirar, te vuelves a emocionar por el vestido, por el escote, por el labial, porque te vas a sentir bonita, porque ya no te vas a sentir inferior a otras mujeres, porque no solo me reconstruyeron el seno, me reconstruyeron la vida”.

Sin embargo, los ojos de Ortiz Oropeza, se vuelven a llenar de lágrimas al recordar que fue ella sola quien hizo frente al proceso.

“Tuve muchos amigos, pero la vida me ha llevado sin familia. Las enfermeras me preguntaban ´¿dónde está su acompañante?´ y yo no les podía contar por todas las pérdidas que he pasado. Se vive muy duro, se tiene mucho miedo”.

Después de un profundo respiro añade que a pesar de todo “se puede construir lo destruido”.

“Te das cuenta que el huracán ha pasado y que ya puedes empezar a hablar de esto. Me atrevo a decir a todas las mujeres con cáncer que no debemos de tener miedo; existen ángeles por todas partes y siempre pueden ocurrir milagros”, finalizó.