Uruapan, Michoacán, 31 de marzo de 2022.- Las tradiciones de Semana Santa guardan similitudes a lo largo del mundo a partir de la enseñanza católica, pero algunos pueblos michoacanos desarrollaron diferencias notables que los han vuelto únicos.

Uno de estos casos, informa la Secretaría de Turismo del Estado, sucede en el pueblo purépecha de San Lorenzo, municipio de Uruapan, durante el Domingo de Ramos.

En la tradición cristiana el Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, los último siete días en la vida de Jesús, y alude al pasaje bíblico sobre la bienvenida festiva que recibió al entrar en Jerusalén, con palmas para flanquear vitorearlo. Pero en San Lorenzo la elaboración y bendición de las palmas constituye un rito de paso, un ceremonial para marcar el tránsito de un estado a otro en la vida de una persona.

En este pueblo cercano al Volcán Paricutín, las palmas son obsequios que los jóvenes varones entregan a las muchachas con las que desean entablar amistad, noviazgo o matrimonio. Y ellas acuden al templo para llevarlas a bendecir el Domingo de Ramos.

La Maestra Cocinera Tradicional Benedicta Alejo Vargas, originaria de esa comunidad, comenta que cuando una joven inicia amistad o relación con un muchacho, prepara un canasto con alguna servilleta bordada por ella misma, en el que le lleva tortillas bicolores a base de maíz “teneri” y algún otro alimento, en la semana que antecede al Domingo de Ramos.

El muchacho entonces sube al cerro por el “Cheranguerán” para cortar una palma grande, de hasta 2 metros y otra chiquita. Al llegar a su hogar, su abuela, sus tías, sus primas y demás parientes, le ayudan a tejerla y adornarla con listones, flores –hoy ponen gladiolas y crisantemos, antes ponían orquídeas del cerro- y otros obsequios como delantales, billetes, rebozos, etc.

La mamá del joven ofrece una cena a todos los presentes y cuando la palma está lista, el varón acompañado por su familia la lleva a casa de la dama escogida y si no son novios, le dice a los padres que se trata de un obsequio, de una flor, no de un compromiso. La joven pide permiso para recibir o rechazar el arreglo. Si acepta, la lleva a bendecir a la misa del Domingo de Ramos y cuando vuelve a su casa, se encuentra con el muchacho que la espera ahí para invitarla a salir.

De acuerdo con la investigadora Alicia Cruz, las palmeras comienzan a llegar a la entrada del pueblo desde las 7 de la mañana. Ahí las encuentra el sacerdote, quien bendice las palmas y preside un recorrido por la calle principal seguido por las guananchas (jóvenes doncellas) que llevan a la virgen en andas y por las palmeras elegantemente vestidas para esta solemne ocasión. Cantan y rezan hasta llegar al que en otro tiempo fuera el atrio de la capilla. Allí se desarrolla la misa principal ante “un panorama florido, solemne y emotivo mezclado con rezos y cánticos y las espectaculares palmas bellamente adornadas”.

Al finalizar la bendición, las jóvenes descuelgan los adornos. Si son prendas de vestir las estrenan ese día y si es dinero se lo gastan en el Domingo de Ramos en Uruapan.

Benedicta Alejo coincide con Alicia Cruz en que “el adorno principal y más tradicional de la palma es la orquídea amarilla con pétalos como de cera llamada arhorakua”.

Las niñas del pueblo también llevan palmas que generalmente son más pequeñas. Miden alrededor de medio metro y las adornan con flores moradas.